Desde el momento en el que el 26 de agosto el nuevo trabajo de Diamanda Galás vio la luz, fue ya proclamado como uno de los mejores de su carrera.
"Broken Gargoyles" se compuso en 2020 durante el comienzo de la pandemia de Covid-19. Fue interpretado por primera vez en forma de instalación de sonido en el Kapellen Leprosarium (Santuario de Leprosos) en Hannover, Alemania, construido alrededor de 1250 para servir de cuarentena a los que padecían la peste y la lepra en la Edad Media. Se trata de un trabajo en el que Diamanda Galás llevaba años trabajando, basado en los poemas de Georg Heym Das Fieberspital y Die Dämonen der Stadt. En Das Fieberspital Heym describe el miedo a la muerte, a la tortura y al aislamiento en salas médicas que las personas que padecían fiebre amarilla sufrieron durante la Primera Guerra Mundial. En Die Dämonen der Stadt, el dios Baal observa como una gárgola un pueblo desde una azotea durante la noche y deja que una calle se incendie al amanecer, terrorífico presagio de la Primera Guerra Mundial.
Diamanda Galás, como en toda su obra, utiliza estos poemas para despertar la empatía hacia colectivos marginados y torturados. En ocasiones se confunden las figuras del torturador y el torturado. Indaga así en la deformación de los cuerpos y los sistemas nerviosos de soldados de la Primera Guerra Mundial que fueron desfigurados y obligados a llevar máscaras de metal para ocultar sus rostros y no perturbar a la población, además de ser víctimas de numerosos experimentos médicos, denominados "gárgolas rotas" por esta razón.
Otra de las fuentes en las que se basó para todo ello fue "Krieg dem Kriege!", un libro del fotógrafo antimilitarista alemán Ernst Friedrich de 1924 en el que se incluyen fotografías de esas gárgolas rotas.
Coincidiendo con la pandemia de Covid-19, Diamanda Galás denunció con esta obra el abandono que sufrieron los ancianos por considerar que "ya no servían" como ocurrió con los soldados de la Primera Guerra Mundial.
En el trabajo resuenan notas de la obra que Galás decidió publicar como solo de piano independiente en en 2020, "De-Formation: Piano Variations", quedando dividido en dos piezas.
La primera, titulada Mutilatus, se grabó originalmente entre 2014-2015. Basándose en los mencionados poemas de Heym, narra el sufrimiento de los soldados en las trincheras de la Primera Guerra Mundial y las torturas que sufrieron en los hospitales.
La segunda, titulada Abiectio (humillación, abatimiento, desaliento, desesperación), basada en los poemas de Heym Der Blinde, Der Hunger y los últimos versos de Das Fieberspital, se centra en las máscaras que los soldados desfigurados se vieron obligados a utilizar para no resultar ridículos ni terroríficos para la población, como monstruos creados por monstruos, así como en el libro fotográfico de Friedrich que mostraba la cruda realidad. Su traducción al castellano es "Guerra contra la guerra", expresión que encaja a la perfección con la manera de entender el mundo de Diamanda Galás.
Teniendo en cuenta que uno de los trabajos más admirados de Diamanda es "The Divine Punishment", recientemente remasterizado y reeditado, primera parte de su trilogía en defensa de los seropositivos y como denuncia hacia el desprecio y el aislamiento que sufrieron en los años 80, no resulta extraño que este su esperado nuevo disco fuera aclamado como uno de los mejores e intelectualmente más complejo de toda su carrera. Ambos cuentan con una estructura similar y se componen de líricas voces solistas, desgarradoras voces superpuestas y multiplicadas que Diamanda Galás ulula de manera natural a pesar de que a mucha gente le cueste creerlo, sintetizadores y voces manipuladas, piano, amenazantes percusiones y timbales, crueles carcajadas, y en este caso también violines, violas y trombones, logrando una perfecta unión entre la belleza del más tortuoso romanticismo del siglo XIX y la más terrorífica, dolorosa y cruda realidad que bien podría servir de banda sonora de una película de terror psicológico.
La complejidad intelectual de este último disco de Diamanda Galás conduce a confundir al torturador con el torturado, a amenazantes cuervos dispuestos a atacar con libres grajos cazados a los que les cortan las alas al caer al suelo, o a salvajes manadas de depredadores lobos enseñando los diente con asustados lobeznos que tratan de huir de sus perseguidores, con la fuerza de la empatía como hilo conductor.
Cuesta imaginar que exista algún artista con la capacidad de Diamanda Galás de ponerse literalmente en la piel de las víctimas, y sobra decir que es tan inimitable que los intentos de algunos músicos de crear ruidos que se quedan lejos de ser música compuesta por dolorosos lamentos o que intentan crear terror mediante monótonas voces y guitarras eléctricas no pueden resultar más que ridículos, al igual que a quienes admiramos su música nos cuesta entender que la gente no vea en sus trabajos más que mera maldad demoníaca y no perciba la gran humanidad con la que Galás trata a los colectivos sobre los que habla en sus discos.
Como en casi todos sus discos, en este trabajo vuelve a ahondar en la marginalidad, los genocidios, los estados esquizofrénicos y los exiliados, pero tras décadas componiendo y cantando, cada vez consigue hacerlo con una mayor complejidad y maestría.
Que le dedique toda una entrada del blog a un disco de Diamanda Galás cobra sentido desde el momento en el que el dolor físico y psicológico y el poder de la empatía hacia todo tipo de seres sintientes, así como la autosuperación, pueblan la temática de mi obra. Como escribió William Burroughs en "El tiquet que explotó", el sexo y el dolor forman la identidad carnal. Y puedo asegurar que era lo que se respiraba en las fotografías que tuve el placer de realizarle durante un concierto en Barcelona en 2016 y que aparecen en mi web. Puedes verla pinchando aquí.